En este mes de septiembre se ha puesto en marcha la experiencia piloto de autogestión del comedor en el centro público Allende Salazar de Gernika. Después de Markina, éste es el segundo centro público de la CAV que pone en marcha esta experiencia.
Allende Salazar es un centro de primaria y secundaria que cuenta con 696 alumnas y alumnos, 610 de los cuales comen diariamente en el comedor.
Hemos entrevistado a Dabid Zelaia, uno de los aitas impulsores de la experiencia.
-¿Por qué decidisteis cambiar el modelo del comedor escolar?
Porque el modelo que teníamos no nos parecía lógico ni justo. Queríamos cambiarlo y mejorarlo. Así, nos planteamos tres objetivos desde el inicio:
1.- Fomentar la economía local. Hemos sufrido una grave crisis económica en nuestra comarca y dónde mejor que aquí para fomentar el primer sector y crear puestos de trabajo.
2.- Cuidar el medio ambiente.
3.- Utilizar productos con menos componentes químicos y producidos de forma natural. Al fin y al cabo, que nuestros hijos e hijas puedan disponer de productos más sanos.
Esos fueron los principales objetivos de nuestro proyecto, la gasolina de este motor. Pero a partir de ahí ha sido muy importante trabajar otros hábitos entre las madres y los padres.
– ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de cada uno de los modelos?
Las ventajas del sistema de catering son que lo hacen todo, planifican los menús y lo traen todo al centro. Las desventajas son que la calidad es mejorable y las peleas del día a día, ya que como es lógico tienen intereses privados y fines lucrativos.
Y nuestro modelo tiene muchas ventajas. Hemos empezado a cumplir nuestros objetivos: estamos teniendo un efecto positivo en la economía local así como en el medio ambiente. Este proyecto tendrá un efecto tractor. Tenemos un efecto en el público y trabajaremos para difundir el modelo agroecológico. Creemos que es una forma muy bonita de cambiar los hábitos de las familias. Creemos que las niñas y los niños están comiendo mejor. Cuando tenemos merluza el centro huele como en casa. Huele a menú de calidad y el alumnado está muy contento.
Las “desventajas” de nuestro modelo, por decir algo, son que supone mucho trabajo y exige mucha planificación. La AMPA ha trabajado mucho con el apoyo de otras personas. Pero nos sentimos personas privilegiadas. Show Box Sentimos que vivimos un momento histórico. Todo el trabajo ha merecido la pena, sin ningún tipo de duda.
– ¿Qué valoración hacéis de estos primeros días?
Llevamos cinco días y la valoración no puede ser mejor, aunque todos los inicios tienen sus problemas. El personal está muy contento. Estamos trabajando en equipo. Nos quedamos con las anécdotas: el alumnado cuenta en casa qué ha comido y cada vez saben mejor de dónde viene cada producto.
El otro día una niña de cuatro años le contaba a su madre que había comido yogur, que no se lo había bebido y le señalaba dónde estaba hecho (en un caserío de Errigoiti). Eso nos alegra. Nos quedamos también con el olor del pescado que comieron el jueves.
– ¿Habéis recibido opiniones?
Sí, la gente de la AMPA está todos los días en el comedor para recibir opiniones, trabajar y ver cómo comen. Para poder recibir las primeras impresiones. Vamos a poner en marcha un mecanismo durante tres meses: asambleas de madres y padres (como hasta ahora) y un punto de información semanal para atender a las familias. De todas formas todos los días estamos a disposición de las familias.
El personal está muy contento y recibimos sus aportaciones. El personal de cocina tiene más trabajo, mejor dicho están trabajando de otra manera. Se sienten más valoradas y los productos son mejores en olor, textura y sabor. Creemos que esta forma de trabajar motiva más.